lunes, 26 de enero de 2015

Sólo con una Disculpa...



Todos nos equivocamos. Somos seres humanos imperfectos y no es posible llevarse bien con todos en todo momento. A veces herimos los sentimientos de la gente, o nos hieren. Pedir disculpas cuando sabes que debes hacerlo no consiste simplemente en pronunciar unas pocas palabras. Es una forma de demostrar que reconoces tu error y que has aprendido del mismo. La humildad es una cualidad fundamental. Primero debes disculparte a ti mismo (por tu imperfección y falla) y luego pedir disculpas.

Pedir disculpas es una herramienta que utilizamos para decirle a alguien que lamentamos el daño que causamos, por más que lo hayamos hecho a propósito o no. Es una forma de decir que somos conscientes del daño que causamos y que trataremos de no volverlo a hacer en el futuro. Es hacernos responsable de nuestras propias acciones. Es poner nuestros valores por delante de nuestro orgullo.
Muchos se preguntan cuál es la diferencia entre pedir disculpas y ofrecer diculpas. Cada cultura ve estas palabras de forma diferente y aquí no queremos perder el bosque por estar contando los árboles.  Pedir u ofrecer una disculpa tiene que ver con la actitud, la humildad y el compromiso de no volver a lastimar… llámale como le quieras llamar.

Al disculparnos estamos diciendo que respetamos a la otra persona y que nos preocupamos por sus sentimientos. Disculparnos muestra que tenemos empatía. Después de disculparnos, puede que nos sintamos mejor, y la otra persona también. 

¿Cuando debemos pedir disculpas?

Pedir disculpas no es una solución universal, el enojo no va a desaparecer por arte de magia, pero la palabra es una de las formas de comunicarse que tiene la humanidad, y las palabras que se dicen cuando se pide una disculpa tienen sentido para quien las dice y para quien las oye, sobre todo si van acompañadas de un verdadero sentimiento de arrepentimiento y respeto hacia el otro.

Si ofendiste o heriste a alguien con algo que hiciste,
Si heriste o te burlaste de alguien, incluso si no lo hiciste a propósito.
Si perdiste o rompiste algo que le pertenecía a otra persona.
Si hiciste algo que sabías que estaba mal, como decir una mentira o romper una regla a                    propósito.
Si no hiciste algo que tenías que hacer, como mantener una promesa o volver a la hora indicada.

Es muy importante saber pedir disculpas. Incluso cuando los padres y los adultos hacen lo correcto cuando hacen algo mal, y dicen "lo siento", dan el buen ejemplo. Así es como los niños aprenden a pedir disculpas cuando deben hacerlo.

¿Qué pasa cuando el/la ofendid@ o herid@ soy yo?

Cuando el herid@ eres tú y alguien te pide disculpas, puedes recibirlas y estar dispuesto a disculparlo y seguir adelante.  Pero no siempre es el caso. Si alguien sigue haciéndote daño y pidiéndote disculpas sin hacer un esfuerzo para cambiar, es probable que no quieras pasar más tiempo con esa persona.

Vamos a ser claros: la disculpa es una cosa y la relación puede ser otra.  Cuando nos negamos a disculpar es una forma de mantenernos atados al daño que nos hicieron.  Disculpar es aceptar que lo que pasó, pasó y no vamos a cambiar el pasado, ni vamos a cargar con el rencor.  No siempre disculpamos para el bien del otro, sino lo hacemos para nuestro propio bien.

El hecho de la persona que te hirió te pide disculpas no significa que tengas que ser su amig@. Es de buena educación aceptar y reconocer una disculpa, pero cualquier cosa más allá de eso depende de ti. Ahora, cuando el pedir disculparse vuelva algo repetitivo, pierde su verdadero sentido y hay que comenzar a considerar que la persona no desea cambiar en realidad.

Pedir una disculpa no debe afectar tu autoestima negativamente. A veces pensamos que pedir disculpas y admitir habernos equivocado es malo.  No es malo, es HUMILDE.  Ser humilde es algo espiritual, ser humillado es algo que debemos de evitar.  Hay que saber diferenciar. No admitir cuando nos hemos equivocado es soberbia, nada que ver con la superación personal.  Una persona que es capaz de aceptar sus errores y esforzarse por superarlos, tanto de palabra como de hecho, muestra que quiere mejorar de manera activa sus relaciones.

Saber disculpar también es muy importante. Cuando una persona toma la decisión de disculparse sinceramente, la otra persona debe ser capaz de aceptarlo. Para poder disculpar, hay que ponerse en el lugar del otro. ¿A caso nunca nos equivocamos?

La dignidad humana es un valor o un derecho inviolable e intangible de la persona, es un derecho fundamental. La dignidad se basa en el respeto y la estima que una persona tiene de sí misma y es merecedora de ese respeto por otros porque todos merecemos respeto sin importar cómo somos. 

Cuando nosotros no respetamos ni valoramos los derechos de una persona, le quitamos dignidad. La única manera de devolver esa dignidad, es tomar responsabilidad de nuestros errores y pedir disculpas por haber herido a esa persona.

¿Qué opinas al respecto?   ¿Qué tan importante es para ti tu dignidad y la de las demás personas?   ¿Qué tan importante es para ti pedir disculpas?



lunes, 19 de enero de 2015

¿El Orgullo ó El Amor?


Relacionarnos con otras personas nos presenta la oportunidad de crecer y madurar, especialmente en una relación de pareja. Estar enamorados hace que demostremos lo mejor de nosotros mismos, procuramos la felicidad del otro, y mayormente estamos dispuestos a lo que sea con tal de ver feliz a la persona que amamos.
Sin embargo, los seres humanos a veces nos complicamos de tal manera, que no siempre podemos resolver de manera sencilla las dificultades que se presentan día a día. Debido a esto, ocurren discusiones y malos entendidos entre parejas, que a veces nos lleva al punto de hacernos daño el uno al otro porque nos dejamos cegar por la ira, el miedo ó el dolor y no elegimos conscientemente nuestra manera de actuar.
A veces nos interesamos más en protegernos que en el amor, y es así como el amor va siendo desplazado por el orgullo, y como consecuencia logra que muchas parejas acaben su relación. Cuando dos personas comparten un compromiso,  lo más importante NO es saber quién tiene la razón, sino buscar una solución a las diferencias que se presentan. Aunque no siempre es fácil ponerse de acuerdo, si se conversa con amor por delante, todo puede marchar muy bien. No hace falta levantar la voz ni tratar de imponerse al otro, de esta manera lo único que se logra es que nuestros corazones terminen heridos. El orgullo y el amor NO van de la mano, y no pueden existir juntos.
El verdadero amor está más allá del orgullo. El verdadero amor es humilde.  El orgullo es un escudo.  Valora lo esencial en tu relación para quitarle peso a aspectos que no son tan importantes,  Dale valor a lo que tú sientes y a lo que tu pareja siente.  Disponte a estar de acuerdo de no estar de acuerdo de vez en cuando, si el asunto no es de tanta importancia.
Trata de poner en la balanza los pros y los contras para poder hacer un balance general de los hechos y encontrar el equilibrio en tu relación. Recuerda que el amor se alimenta todos los días.  El orgullo es un mal compañero.  Puedes tener toda la razón, y estar muy solo.  O puedes dejar de discutir y disfrutar de la paz y el calor de tu compañer@.
Lo mejor que se puede hacer después de una discusión, es conversar con calma y decirse lo que a cada uno les molesta o incomoda. En lugar de buscar culpables, o lucir mejor, traten de encontrar cual es el problema, y juntos, pónganse como meta buscar la solución para evitar situaciones que desencadena las peleas.  No dudes en pedir una disculpa cuando te pasaste o te equivocaste.  A veces pedir una disculpa es la única cosa que nos devuelve la paz.
El orgullo nubla la razón, te hace perder la visión objetiva de una situación. El orgullo distorsiona la realidad porque no nos deja separar lo verdaderamente importante de lo secundario.
Cuando nos dejamos llevar por el orgullo, actuamos por impulsos. Por eso es tan importante que SIEMPRE elijamos el amor por encima del orgullo. Es saludable meditar las cosas con calma y darnos una pausa para poder ver las situaciones desde la perspectiva lógica que da el tiempo.

  ¿Cuál compañer@ prefieres tú?  ¿El orgullo o el amor?

lunes, 12 de enero de 2015

Sólo Sé Cómo Me Tratas....



Hay muchas personas a las que les cuesta expresar lo que sienten. La cultura y la educación tienen un peso importante en esta cuestión.
En la infancia es cuando aprendemos a expresar los sentimientos. Es por eso que los niños que han crecido en casas donde los padres no se demostraban afecto, donde el padre jamás reconoció sentirse orgulloso, donde la madre callaba cuando se sentía sola o deprimida, o donde los hijos tenían que contener su rabia y demás emociones, hoy son adultos con serios problemas para expresar aquello que sienten.
Muchas veces los motivos por los que no expresamos lo que sentimos es el miedo a sentirnos rechazados, creer que no nos van a entender, o para evitar conflictos. Lamentablemente la sociedad también juega un papel muy importante al decirnos que hay ciertas emociones que debemos controlar. Las llamadas emociones negativas como los celos, los enfados, la rabia, la ansiedad, la depresión, están muy mal vistos en nuestra sociedad.
Pero pensemos por un instante….¿son realmente estas emociones o sentimientos negativos?
La realidad es que no hay emociones positivas ni negativas, y no debemos aprender a controlarlas sino a expresarlas de forma saludable. Reprimir los sentimientos puede enfermarnos, las personas que reprimen constantemente lo que sienten, bien sea por vergüenza, por timidez, o por miedo, acaban enfermándose. Vivir guardando nuestros sentimientos puede llegar a deteriorar seriamente las relaciones con las personas que queremos.
Expresar nuestros sentimientos, aquello que nos gusta, lo que nos da miedo, decir las cosas que nos generan alegría, expresar nuestro agradecimiento, o expresar nuestras disculpas, es lo que nos ayuda a liberarnos y es la mejor manera de sentirnos bien.
Saber cuánto queremos a los demás no es suficiente, lo importante es que ellos se den cuenta. Estamos acostumbrados a dar por sentado que los demás saben lo que sentimos, o aun peor, tendemos a querer que lo adivinen. Muchas veces esta es la razón por la que muchas parejas se pelean a diario.
Si realmente quieres a esa persona, díselo, demuéstraselo. No esperes una ocasión especial, busca cualquier excusa para decirle y demostrarle lo que sientes. Aunque te parezca una tontería, demostrar lo que sientes hará que la otra persona siempre lo tenga presente, que no tenga que imaginarlo, y ayudara a mantener vivo ese sentimiento.
Esta muy bien decir y expresar sentimientos como “te quiero”, “te extraño”, “lo siento mucho” o “te estoy muy agradecido”, pero si esto NO va acompañado de un comportamiento, tus palabras pronto dejaran de tener valor. No digas nada que no sientas realmente porque los demás no tardaran en darse cuenta.
Pero si realmente amas a tu pareja puedes demostrárselo todos los días. Hazla/o sentir especial, ten detalles con ella/el, sorpréndela/o de vez en cuando con algo que le guste, acompáñala/o en momentos importantes, e interésate por sus cosas.
Si te sientes agradecido con tus padres, déjales saber, tenlos en cuenta, visítalos con frecuencia, habla bien de ellos y, sobre todo, diles cuánto los quieres todas las veces posibles antes de que sea demasiado tarde.
Si tienes hijos ocúpate de que aprendan a expresar libremente lo que sienten, lo que temen, y lo que les gusta. Escúchalos y se muy directo en la expresión de los sentimientos y afectos sin importar la edad que tengan, ellos necesitan sentir que se los quiere.
Si quieres a tus amigos, que se note. Saca tiempo para ellos, comparte tus sentimientos, preocúpate por sus vidas, muéstrate disponible si te necesitan, y no dejes que el tiempo, la rutina o las familias los distancie.
Pero si alguna vez no te salen las palabras o no sabes cómo expresarte, recuerda que puedes besar, abrazar, acariciar, sonreír, escuchar, tomar una mano. Puedes demostrar lo que sientes de muchísimas maneras, y lo mejor de todo es que puedes disfrutar haciéndolo.
Cuando aprendes a expresar lo que sientes y empiezas a interesarte por cómo se sienten los demás mejoras tu manera de comunicarte con aquellos a quienes quieres.
Ten muy en cuenta que una buena comunicación y expresión de los sentimientos es la antesala de una relación sana y próspera.

¿Cómo expresas tus sentimientos hacia tus seres queridos? ¿Cambiarías algo en tu forma de expresarte hacia ellos?

lunes, 5 de enero de 2015

¡La Sangre Se Arregla Con La Sangre!



Dicen que cuando te casas con alguien, también lo haces con su familia y, por desafortunado que parezca, es cierto. Algunas parejas no prestan atención a este tema y sin darse cuenta, de un día a otro se ven inmersas en problemas por causas ajenas a ellas.
Es muy comun escuchar frases como: “yo me caso con él y no con su familia”, “no me importa que mi suegra no me quiera, yo me caso con su hijo y no con ella”, e infinidad de comentarios que se hacen cuando no se tiene una buena relación con la familia política, y todavía es peor cuando uno se casa y cree que nuestro conyugue va a olvidarse de su familia de origen para dedicarse en cuerpo y alma a uno, y no es así.
Cuando establecemos ese parentesco con la familia politica no debemos perder de vista esa relacion ni pasarla a un plano de menos importancia. Los parientes políticos no son moscas a quienes se elimina con un insecticida. Y por eso es tan importante tener en cuenta que para mejorar la relacion debemos recordar que cada uno proviene de una familia con unos valores y maneras de relacionarse distintos y solemos pensar que lo que conocemos es lo mejor. En esa misma situación se halla nuestra pareja y empatizar con lo que debe sentir es esencial. Esta reflexión también nos ayudará a tolerar a la familia política, que obviamente es distinta a la nuestra pero ni mejor ni peor.
Una buena idea es dejar que cada miembro de la pareja gestione las relaciones con su propia familia y evitar meterse en la medida de lo posible. Si no se conecta con la familia política debemos pensar que son personas que vamos a tener que ver durante muchos años así que lo mejor es mantener una relación al menos cordial, pero no es necesario que sean nuestros mejores amigos y ni mucho menos tener una relación similar a la que tenemos con nuestra propia familia. A veces nos empeñamos en que los suegros sean como segundos padres y los cuñados como hermanos pero no es así.
Cuando se trata de tratar con los hijos de tu pareja (hijastros), es importante tener claridad respecto a la dirección que tu y tu pareja tomarán. Lo mas importante es aceptar al máximo las preferencias de tu pareja a no ser que sean peligrosas o amenacen con desestabilizar a la familia o a la relación que existe entre ustedes dos.

  • Respeta los regímenes disciplinarios y de tareas de la madre/padre. Aunque no estes de acuerdo no lo plantees en presencia del niño, no hagas comentarios que debiliten la autoridad del padre. Habla en privado con ella/el sobre tus preocupaciones e intenta llegar a un compromiso que beneficie al niño.
  • Discute las decisiones que afecten a tu hijastro con su madre/padre. No tomes decisiones sin hablarlo con ella/el o sin el consentimiento de ella/el.

Cada familia debe tener sus propias normas y códigos éticos con los que vivir. La madre/padre del niño necesita de tu apoyo y aportación para tomar decisiones.
Por eso es muy importante tener en cuenta que si es nuestro compañero/a tiene problemas con nuestra familia, intentaremos comprender ambos lados pero sin dejar que ninguna de las partes se falte el respeto. Lo principal e ideal, es que la pareja establezca desde el principio unos límites de espacio propio y no deje que los miembro de ambas familias opine sobre sus asuntos privados.

Cual es tu pensamiento al respecto? Que harias diferente en la relacion con tu familia politica?